El mirador del Lago Traful, también conocido como Mirador del Viento se encuentra cruzando la villa hacia el Paso Córdoba. Actualmente el mirador se encuentra cerrado por peligro de derrumbe. Igualmente se puede llegar hasta el lugar y apreciar la vista panorámica sin acceder al mirador.
Un mirador increíble ubicado sobre un acantilado, desde donde se puede apreciar el Lago casi en su totalidad. Un mirador algo vertiginoso que ofrece la vista más espectacular del Lago Traful que se pueda imaginar.
Cada vez que viajamos, tratamos de buscar entre los miradores más conocidos que tenga el destino, aquellos que nos ofrezcan las mejores vistas, y cuanto más panorámicas mejor.
Por qué es tan impactante?
El Mirador del Viento además de ofrecernos una vista panorámica increíble del lago Traful, nos permite ver los cerros Huelta, Rutilla y la Península Grande al noroeste y el cerro Negro al sudoeste.
”La vista desde el Mirador del Viento es única.”
El mirador está formado por una pared rocosa de casi 100 metros de altura, donde el viento del oeste choca con una potencia tal, que produce un efecto de erosión especial, dejando a su paso figuras peculiares en las rocas. Si nos detenemos a observarlas, podemos imaginar un centenar de miles de formas: la cara de una persona, la silueta de un barco, un monje orando, etc.
Para disfrutar con todos los sentidos:
Llegando al mirador, las fuertes ráfagas de viento nos reciben y cual Don Quijote, se desata una batalla para vencerlo, subir las escalinatas y llegar a la “cima”. Consejo: ¡sujetar bien el celular y cualquier sombrero que lleven puesto! Allí nos encontramos con dos balcones de madera con barandas que nos invitan a disfrutar de una magnifica postal del lago. Desde las alturas se logra apreciar los efectos del reflejo del sol en el agua y su transparencia.
Ahora… ¿Por qué se llama el Mirador del Viento? Porque a esa altura y por la dirección del viento, se genera un efecto natural muy llamativo: ¡el de bumerang! El viento devuelve los objetos que tiramos al vacío (por las dudas no arrojar nada de valor) y desata un juego del que es imposible resistirse. Nos invita a volver a ser niños por un rato y entregarnos a la magia de la naturaleza. El sonido del viento musicaliza la escena, acompañado por el sonido de las vainas de las retamas abriéndose y liberando las semillas.